El Techno no sería posible sin Japón

El Techno no sería posible sin Japón

Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, la cultura occidental ha cobrado gran importancia en la vida cotidiana de Japón. Las décadas posteriores han dado lugar a una amplia variedad de subculturas con influencia estadounidense, desde pandillas de Rockabilly hasta tribus de motociclistas.

El techno ha sido durante mucho tiempo la banda sonora nocturna de las ciudades de todo el país. Sin embargo, en lugar de simplemente copiar lo que escucha, la cultura japonesa, en una amplia gama de actividades, se enfoca en el dominio absoluto de una forma, y ​​así es como desde el 2018 el país está produciendo algunos de los talentos más emocionantes de la música electrónica.

El Techno nunca hubiera sido posible sin la industria electrónica avanzada de Japón. Sin el Roland TR-303, no habría acid. Si Tadao Kikumoto no hubiera diseñado la caja de ritmos TR-909, Jeff Mills nunca se habría convertido en un maestro de los patrones de batería alucinantes. Incluso antes de eso, es posible que el hip-hop (y más tarde el house y el techno) nunca hubieran despegado de la forma en que lo hicieron sin la confiabilidad del famoso sistema de motor robusto y de alto torque que estaba en los primeros Technics 1210, que hizo que pinchar en dos platos fuera posible. Cuarenta y cinco años después, estas piezas de hardware, así como los teclados Yamaha, los sintetizadores Korg y muchas más herramientas del oficio siguen siendo los estándares de la industria.

Una vez que la música electrónica se popularizó a lo largo de los años 90, comenzaron a surgir varios otros productores. Ken Ishii fue uno de los que inicialmente estaba haciendo techno ambiental oscuro para el sello R&S de Bélgica como Flare. Tuvo un éxito rotundo y lo convirtió en uno de los DJ más solicitados de Japón.

En los últimos años, las estrictas regulaciones gubernamentales y la llegada de la pandemia han dañado gravemente el sector de la vida nocturna de Japón. A pesar del levantamiento en 2015 de la infame ley fueiho, que prohibía bailar después de la medianoche, los últimos años han visto el declive de la cultura de club japonesa.

Sin embargo, la creciente reserva de talento tecno del país aún prospera, especialmente dentro de su escena underground. Gente como Masafumi Take y Kannabi (cofundadores de Katharsis Recordings), Drunken Kong,  Ryogo Yamamori, Lemna, Wata Igarashi y muchos más impulsan constantemente el género: con tantos artistas innovadores experimentando dentro del género, es solo cuestión de tiempo antes de que la escena de Japón verdaderamente muestre su potencial.

Autor: Juan Prieto

@juand_42


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